Buscando la libertad, me olvidé de empezar por ella.
Siempre me había enorgullecido de tener una vida aparentemente feliz, de éxito personal, profesional e intensa actividad social. A pesar de mi juventud, mi carrera profesional, inquietudes personales y búsqueda de mi libertad me habían llevado a trabajar en grandes empresas, crear la mía propia, viajar por medio mundo, y vivir en el otro medio.

Llevaba unos años con un nivel de vida frenética, con muchas responsabilidades laborales y familiares, que me hacían acumular gran cantidad de estrés y ansiedad.
En un momento de mi vida, todo a lo que había dedicado esfuerzos (pareja, trabajo, familia) se empezó a caer. La pandemia y la muerte de mis dos seres más queridos me hicieron parar y reflexionar sobre el verdadero sentido de mi vida, y qué lugar ocupaba yo en ella.
La libertad comienza por poner en valor el tiempo de nuestra vida

Ya había comenzado a hacer algunas actividades de desarrollo personal y espiritual, pero veía que el entorno en el que me movía cada vez estaba más alejado de mi sentir. Necesitaba unirme a otras personas que estuvieran en el mismo momento de cambio vital que yo.
Fue entonces cuando apareció en mi vida una amiga de la familia, que me contó cómo ella estaba encontrando otro tipo de libertad, la libertad de ser, gracias a unirse a una comunidad con un objetivo común: ponerse en prioridad y recuperar el tiempo de su vida y sus sueños, como el valor más preciado que tenemos, conectando con sus pasiones, aficiones o simplemente placeres sencillos de la vida, fruto de dedicarse más tiempo a ellas mismas, a su autodescubrimiento, y reequilibrar su vida personal y profesional.

En ese momento me di cuenta que no estaba siendo coherente conmigo misma, que me había cerrado a mi sentir y más profundo deseo de libertad y disfrutar más esas aficiones que tanto amaba hacer, tanto sola como acompañada.
Fue así como decidí unirme a esa comunidad.
Reconectar con el gozo y las emociones para encontrar nuestra más pura esencia
A partir de entonces, empecé a dedicarme más tiempo a mí, a mi propio autodescubrimiento, a poner orden y equilibrio en mi vida, en todas las áreas vitales, y volver a conectar con esa emoción de gozo y alegría cuando viajaba, disfrutaba de actividades creativas, como el baile, la gastronomía, las artes escénicas, e incluso mis prácticas deportivas y de desarrollo personal y espiritual, como la forma de conectar con mi más pura esencia, a través de los cinco sentidos.
Desde entonces tomé la decisión de relanzar mi carrera profesional, diversificar mis fuentes de ingresos, y poner en valor mi tiempo de vida, tanto a través de los proyectos que decido emprender y alianzas por todo el mundo, como el tiempo dedicado a mí misma, todo siempre en coherencia con mi manera de sentir y propósito vital.
A día de hoy me siento:
- Una persona más auténtica y natural, segura de mí misma.
- Convencida de hacer lo que me hace feliz, más allá de los viejos patrones aprendidos.
- He eliminado miedos y limitaciones que me impedían hacer lo que quiero en cada momento, por ser distinto a ciertos patrones sociales, más convencionales.
- Una persona con confianza plena en mí misma.
- Con más tiempo para mí, mi autocuidado y las personas que quiero.
- Vulnerable y fuerte a la vez, abierta a compartir mis emociones.
- Viviendo la vida desde la tranquilidad de sentirme satisfecha conmigo misma.

Fue así como comencé a desarrollar El Club SOL, para crear una comunidad de personas que comparten ese mismo deseo de ser más ellas mismas, a través de un proceso de autodescubrimiento continuo, a través de las experiencias del día a día, y crear su propio estilo de vida, poniendo en práctica una serie de hábitos (de cuerpo, mente, y alma), prácticas de organización y gestión de su día a día, que les lleven al equilibrio en todas sus áreas, mejorando así su confianza y seguridad para desarrollar todo aquello que deseen, así como sus habilidades sociales.
¿Te gustaría saber más? Pincha aquí para ir directamente a El Club SOL
